Haciendo orden de diversos backups, luego de inconvenientes informáticos, encontré algunas cosas que escribí en mi primer taller de escritura, en el San Martín. Taller que recuerdo con mucho cariño y bastante añoranza. Esto es algo que rescaté, un germen de algo, quizá de algún texto fututo, quizá una parte de mí que todavía llevo conmigo, quién sabe.
Adentro
¿De qué?
Estando afuera estoy adentro también
¿De qué?
Fronteras infranqueables.
Límites movedizos me incluyen y me excluyen.
Cuando entro ya salí.
Atravieso el espesor y veo el afuera.
El afuera de adentro.
El afuera profundo.
Lo profundo que es plano
¿Entonces hay profundo?
Si hay espacio hay profundo.
No siempre.
Profundo también es el plano, que se mueve en el espacio.
Como el límite.
Si hay espacio hay adentro.
Y afuera.
No siempre.
El límite se mueve como el plano en el espacio.
El espacio profundo.
Que no tiene límites.
Miro. Hacia adentro. Sin ver.
Miro. Hacia afuera. Sin ver.
Miré hacia el mismo lugar. Dos veces. Sin ver.
Atravesé lo profundo. Sin hundirme. Sin ver.
Lo profundo era plano.
No había espacio.
Ni límites.
Algo se movía.
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